En el caso de que no desarrollen problemas previos, la primera revisión de los peques de la casa debería ser a los 3 años de edad con el fin de detectar posibles defectos refractivos o evaluar patologías comunes como la hipermetropía infantil.
Detectar a tiempo estos posibles problemas visuales puede prevenir futuras patologías que afecten al rendimiento escolar. Si tus hijos, al leer se saltan renglones, se tapan un ojo o se ayudan con el dedo para seguir las líneas de un texto, podrían haber desarrollado defectos refractivos.
Además es común que los peques con problemas de visión no tengan la capacidad de comunicar y exponer que no ven bien simplemente porque no son conscientes de ello. Por esta razón, es recomendable revisar su vista y evitar posibles problemas de visión influyan en sus resultados académicos.
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