Al tenerla en frente, una cree estar en el Tetuán de ‘El tiempo entre costuras’, o en el mar brusco de ‘La Señora’, o en la Galicia nostálgica de ‘Julieta’. Adriana Ugarte apenas cambia entre la realidad y la ficción. Sus delicados y afectuosos gestos (te abraza como si te conociera de siempre), su voz sedosa, su fotogenia absoluta… Ella es un poco de todos sus personajes y estos son ella misma en estado puro. La actriz (imagen de la colección de gafas de sol polarizadas de mó, marca exclusiva de Multiópticas, del verano 2019) mira directa y franca a los ojos de los demás. Y nos cuenta lo que ve a su alrededor. Un superpapel para una superactriz que trata al mundo de tú a tú. Estudiosa y estudiante de Filosofía, amante sin fin de los animales, ecológica, vegana, intensa pero suave en sus modales, Adriana guarda el aire de niña de la película.
‘Cabeza de perro’ con la que la conocimos, aunque su sabiduría ha crecido en una medida proporcional a su notable éxito. Reconoce que se puede estar tan sexy con unas gafas de sol como la misma Lolita de Nabokov o como Sofía Loren. Lo demuestra con las lentes polarizadas a las que ha puesto gesto, personalidad y luz. Mirando al sol, pero sin deslumbrarse. De chica Almodóvar a chica Mó… va a triunfar en carteleras y playas con sus diseños y su mirada a prueba de fenómenos atmosféricos.
¿Cómo la sido la experiencia de convertirte en la imagen de la cam- paña de una firma de gafas como mó? Está siendo muy interesante. Cono-cía sus colecciones desde hacía años. Me gustaban, me sorprendían y usaba muchísimos modelos. Me siento muy cuidada por ellos desde que empezamos. El producto, el maquillaje, los looks, la fotografía de la campaña…
¿Cuál es el color del cristal con el que miras a la vida? Me gustaría mirar la vida con un cristal limpio y puro, uno que me permita descubrir lo bello que hay en cada ser. Me hace más fuerte, más feliz.
Tienes 34 años, ¿cómo andas de vista? La verdad es que todavía no me han recomendado el uso de gafas, pero siempre me han encantado. No me atrevo a usar- las sin necesitarlas en la vida real. Me siento disfrazada. ¡Me da apuro!
¿Y para el sol? Lo combato con mucha protección. Una buena crema para mi piel y unas buenas lentes para mis ojos. Me parece fundamental para la salud.
¿Qué tipo de gafas prefieres? Me gustan mucho las gafas grandes de pasta. Las negras clásicas o las más locas de aire retro que combinan mil colores.
¿Cómo sigues la moda: de forma instintiva, de manual, te interesan las tendencias…? Me gusta enterarme de las tendencias. Me produce mucha curiosidad ver cómo enfocan estéticamente su día a día las y los adolescentes. Esto me cuenta mucho de nuestra cultura y de las necesidades y carencias de las y los jóvenes: qué reclaman, qué entienden por libertad y qué están dispuestos a arriesgar. Para las gafas sigo la misma pauta: la intuición. Una sensación de coherencia interna que se produce cuando estás a gusto con una elección. Cuando lo eliges porque te hace sentir bien y nada más.
¿Crees que las gafas pueden esconder la personalidad de alguien o, al contrario, la potencian? Creo que son un accesorio que potencia algo que quieres transmitir con tu estilo de vestir. Si entiendes la moda como un reflejo de tu sentir la vida, entonces las gafas contarán bastante de ti. Si entiendes la moda como un instrumento para crear y jugar con distintas personalidades, las gafas son un elemento que da mucho juego.
¿Cuánto de sexy tienen unas gafas bonitas? Unas buenas gafas, bonitas y acordes a unos rasgos, pueden ser muuuuuy sexies. Me viene a la cabeza la primera vez que vemos a Lolita en el jardín con sus gafas rojas y se las baja para mostrar sus ojos azules. Creo que sin estas gafas nada hubiera sido igual.